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Pasaje al infierno

Kurt y Blaine son sacerdotes, e intentan controlar lo que sienten. NC-17


E - Words: 812 - Last Updated: Jun 11, 2012
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Categories: AU, Romance,
Characters: Blaine Anderson, Kurt Hummel,

Título: Pasaje al infierno

Personajes: Kurt Hummel. Blaine Anderson

Parejas: Klaine (Kurt Hummel/Blaine Anderson)

Canción:

Extensión:

Beta: cx7171

Notas: tengo gente que detesta que haga cosas cortas, pero esta historia es así, y la escribo rápido básicamente por eso, aún con una historia empezada que se llama "Te odio"

Rating: NC-17

Advertencias: no escribo con spoilers, asi que espero no recibirlos


Pasaje al infierno

Kurt & Blaine

Blaine no le podía sacar los ojos de encima a Kurt, y en esos momentos, el que los dos fueran sacerdotes le importaba muy poco, porque en lo único que podía pensar era en Kurt haciendo las tareas de la iglesia. Se conocían hace bastante tiempo a pesar de que Kurt era relativamente más nuevo que Blaine. Blaine tenía 35 años mientras que Kurt sólo 23; y Blaine estaba mucho más adaptado a las costumbres y funcionamientos de la iglesia. Convivían hace 5 años los dos juntos en esa iglesia.

Pero en aquellos momentos Blaine se preguntaba si había elegido bien. Y en esos instantes lo descontrolaba el deseo que sentía por Kurt. Sus ojos se tildaban en el cuerpo de Kurt, tan fino y suave que parecía que se iba a romper con el mínimo apretón. Y sus ojos. Lo que más descontrolaba a Blaine eran los ojos de Kurt. O al menos físicamente, porque cuando hablaba con él era mucho peor (y lo hacía muy seguido porque tenían una muy buena relación), porque Kurt era hermoso, era hermoso en todas sus formas.

De repente, Blaine explotó. Se levantó a gran velocidad y agarró a Kurt del brazo. Kurt, sorprendido, lo siguió sin preguntar nada.

Blaine hizo que entraran a un placard que estaba vacío, porque todavía no había llegado el sacerdote que lo tenía que ocupar, cerró la puerta y prendió una pequeña pero potente luz que los iluminó lo suficiente. Blaine se quedó mirando a Kurt con temor, con nerviosismo, con amor, con adoración; hasta que su cuerpo le pidió que se acercara a él. Sus manos acariciaron su rostro cuando estuvo más cerca y lo miró por una milésima de segundo a los ojos antes de dejarse llevar.

Sus labios rozaron suavemente los de Kurt por miedo a romperlos, pero la pasión que sentía le impedía separarse de Kurt más que lo necesario para respirar y volverlo a besar.

Los besos fueron tan intensos que su cuerpo respondió rápidamente y escondió un gemido en los labios de Kurt cuando su excitación se hizo evidente.

Dio vuelta a Kurt de manera suave, se levantó la túnica y se desnudó la parte de abajo, haciendo lo mismo con Kurt. Sin previo aviso, entró en Kurt y empezó a embestirlo dulcemente. La mano de Kurt voló a su cuello, apretándolo, y los labios de Kurt dejaban escapar gemidos leves; pero el placer que sentía y la entrega hacia Blaine estaban liberados en su mente. Kurt deseaba que esto nunca terminase, así como los gemidos de Blaine contra su oreja. Blaine tocó un punto en el interior de Kurt y Kurt no pudo evitar eyacular con fuerza mientras lanzaba un gemido y apretar aún más el cuello de Blaine.

Al sentir la mano de Kurt apretar con tanto ímpetu su cuello, a Blaine se le nublaron los ojos y llegó con fuerza dentro de Kurt. Esto impactó sobre Kurt aumentando la sensación del orgasmo.


Blaine estaba sentado en su escritorio, enojado, enojado consigo mismo, culpándose por lo que había hecho. Por su culpa estaban condenados.

-Blaine…tenemos que hablar, - Kurt le dijo, preocupado por él.

Blaine cerró los ojos con dolor. - No hay nada que hablar, Kurt, fue un error, no se va a repetir.-

Kurt se acercó un paso más a la espalda de Blaine y susurró, - ¿Nos iremos al infierno?-

-Sí, - sentenció Blaine, sintiendo la herida abierta de tener que ser sincero.


Blaine miró a Kurt mientras trabajaba. Había intentado no mirarlo durante casi un mes, porque siempre que lo hacía la culpa lo invadía. De repente, Blaine imaginó otra realidad, una en la que ninguno de los dos fuera sacerdotes, en la que pudieran vivir lejos de todos.

Viendo a Kurt en aquel momento, no sabía si el cielo valía la pena.

Blaine agarró a Kurt más rápido que la última vez y lo llevó al mismo placard, cerrando la puerta y prendiendo la luz. Apoyó la espalda contra la pared, a treinta centímetros de Kurt. Blaine era un manojo de nervios, su temblor era evidente.

-Kurt… - susurró, con la voz entrecortada. Era pura culpa cuando tocó con la yema de los dedos su rostro.

-¿Si?... - respondió Kurt, acercando su rostro para que lo acariciara mejor. Los ojos celestes de Kurt estaban abiertos de par en par, pero él estaba tranquilo.

Blaine tocó suavemente su rostro con ambas manos, y lo acercó hasta que sus labios se rozaron. Sus cuerpos no se podían separar. Y de repente el deseo los atacó y se empezaron a desvestir. Otra vez.

Blaine sabía que estaba comprando otro pasaje al infierno, pero no podía evitar sentir lo que sentía por Kurt.


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