March 3, 2015, 6 p.m.
In the Absence Of The Sun: Chapter 2
E - Words: 1,741 - Last Updated: Mar 03, 2015 Story: Closed - Chapters: 4/? - Created: Feb 26, 2015 - Updated: Feb 26, 2015 74 0 0 0 0
Capítulo 2
Blaine Anderson
Una sonrisa se dibujaba en el rostro de Blaine Anderson. Sus oscuros blucles estaban siendo acariciados por dedos gentiles que rascaban su cabeza. Perezosamente alzó una mano para alcanzar la de su compañero; La acarició y encontró el toque ligeramente extraño. Adam Levine debía usar varios productos para el cuidado de su cuerpo , sus manos son tan suaves y peludas. Peludas? Un chillido rompió el encanto y Blaine abrió los ojos sólo para encontrarse cara a cara con un inesperado visitante y un repentino dolor en uno de sus dedos. Una mordida.
*
Julia Leggings era una robusta mujer con ascendencia española por parte de madre, con modales bruscos, huesos anchos y bigotes que la dotaban de gran personalidad. Había enviudado alrededor de 13 años atrás, heredando así de su difunto esposo Raúl, una modesta fortuna que le permitió costear un hostel casi en ruinas en la zona más baja de Brooklyn.
´´Quién quiere otra pata de pollo? Mi Raúl quiere otra pata de pollo?´´. Raúl la observó impasible recostado en el viejo sillón de cuero desde donde reinaba el hogar. ‘Miau. Se sintió obligado a contestar. La vieja lo necesitaba, él bien lo sabía. La relación era clara: Ella lo mantenía libre de pulgas y lo alimentaba con comida para humanos y él, los días donde la idea no le resultaba excesivamente repugnante, le maullaba. Quizás se refregaría en sus piernas de toro viejo en ocasiones especiales.
El día de Julia transcurría normalmente y sin sobresaltos, como era esperado por su tediosa existencia jubilada, hasta que histéricos gritos rompieron la calma de su rutina.
‘OH POR DIOS!OH POR DIOS!RATAS!RATAS!ADAM LEVINE ES UNA SUCIA RATA!
La mujer, alarmada por la urgencia de los gritos, salió de su departamento para encontrarse con el jovencito que había alquilado el departamento dos semanas atrás, vestido sólo con su ropa interior y armado con una espátula de plástico en su mano derecha. De entre sus pies, salió a toda velocidad un pequeño ratoncito de color gris, al que Raúl dio caza.
Después de un largo sermón de parte de la Sra. Leggins acerca de lo inapropiado que es gritar por los pasillos (Lo decía enserio? Hacía dos días la pareja del 3B había descargado un cartucho de balas en la pared mientras discutían con su dealer ) y lo escandaloso y poco cristiano de su falta de vestimenta (Bueno, quizás le conceda esa, su media erección matutina no fue del todo elegante, pero aún así...), Blaine decidió tomar una ducha para aliviar las tensiones de la mañana. Dejó que el agua caliente caiga en sus hombros y lentamente relaje los músculos de su espalda ‘Argh! El agua!. Oh, sí. Los baños en el hostel de Julia Leggins eran cortos. Había un problema general con el calefactor y el agua caliente se terminaba en exactos cuatro minutos. Necesitaba irse de allí. Sabía que al pisar New York los lujos que disfrutaba en casa de sus padres se terminarían, pero definitivamente vivir con una suerte de mascotas que transmiten enfermedades, no era lo que esperaba. La rata lo había mordido...aún transmitían la peste negra?
Blaine tenía 19 años y como única experiencia laboral el haber trabajado dos veranos, en la oficina del socio de su padre, haciendo pequeñas tareas administrativas. Sus ahorros, aventuró, le durarían al menos un mes más si seguía viviendo en ese agujero del infierno y suprimiendo una comida diaria.
Él estaba intentando duro. Todos los días salía con el periódico bajo el brazo a probar suerte y tocar todas las puertas que estuviesen disponibles para tocar. Además, hoy era un gran día. No sólo había conseguido una entrevista de trabajo, sino que ésta era en un nuevo bar de moda, cerca de Central Park, donde necesitaban un showman para tocar el piano, cantar y animar a los clientes. Sonaba perfecto. No era Broadway, pero hasta el momento era lo mejor que estaba en la carta.
Incluso quizás la rata fuese algo bueno. Al menos eso hizo que se levantara de la cama temprano, dándole tiempo para ducharse y, quizás, desayunar . Envolvió su cintura con una mullida toalla de color azul con sus iniciales grabadas en rojo y se dirigió a su cama, sentándose en el borde de la misma. Una sensación en su pecho lo hizo sentirse incómodo. Su habitación-comedor-cocina-living se veía diferente. Blaine era un hombrecito extremadamente ordenado y en su cuartito liliputiense todos los objetos tenían un lugar. Algo faltaba. Algo faltaba en su mesita de noche para ser precisos. Su celular! Busco entre sus sábanas, debajo de su cama, y finalmente donde lo encontró: Detrás de la mesita de noche. Su celular yacía allí, desmembrado como una víctima de Jack el Destripador- sólo que sin órganos y vísceras dando vueltas- abandonada su suerte. La batería se encontraba a un pie de distancia del aparato. El estúpido Adam Levine lo debió haber tirado cuando decidió que sería buena idea comenzar una colonia de ratas cantantes en su cabeza...por eso siempre debía usar su casco de gel! El mundo es un lugar inseguro y poco preparado para la gente con bucles! Esto no era bueno. Esto definitivamente no era bueno.
Buscó su reloj de mano en la cajonera y contempló el horror: Estaba retrasado para la entrevista. Sin siquiera tiempo para elegir el corbatín ideal o domar su cabello con media botella de producto, salió del edificio y corrió por las calles desesperadamente. En su vecindario era normal ver hombres jóvenes corriendo. Usualmente llevaban en sus manos las pertenencias de quienes los seguían. Oh, glorioso Brooklyn.
Cuarenta minutos y 35 dólares menos por el Metro hicieron su camino hasta Manhattan. Una vez que sus pies tocaron el suelo del emblemático parque, Blaine casi sintió que un peso se aligeraba en su espalda. Quizás sólo unos 2 kg, aún necesitaba cruzarlo para llegar al bar donde la entrevista había sido pautada.
Sin pensarlo demasiado, comenzó una frenética carrera esquivando la gente a su paso. Parecía que el día de hoy, el mundo había decidido tomar un descanso y todos caminaban lentos e impasibles. Acaso New York no era una ciudad dónde todos siempre estaban apurados y furiosos? Su mano bajó hacía su bolsillo trasero en busca de su celular para chequear la hora. Bajó la vista para encontrarse con que sólo faltaban 10 minutos de la hora convenida. Tal vez si aumentaba su velocidad de perdedor apurado a maratonista perseguido por una jauría de leones hambrientos, llegaría a tiempo.
Al levantar la vista del celular, en su línea de visión se encontraba un pintor callejero con su caballete. Antes de que pudiese comandar la acción de moverse a un lado y no correr riesgo de siquiera rozarlo, su cuerpo colisionó contra otro cuerpo envuelto en un abrigo blanco. Lo derribó.
‘Perdón! gritó por sobre su hombro, sin realmente mirar atrás.
‘¡¿Estás llegando tarde a La Comarca, Frodo?!
Y esa voz? Era dura pero aún así, un tanto aguda. Una chica? Oh Dios, acaso había tirado al suelo a una chica? Blaine detuvo su paso en seco, giró sobre sus pies y bajó la vista para ver el pequeño accidente que había causado.
Fue entonces cuando lo vio. La voz musical había salido de los labios de nada menos que del chico más atractivo que él hubiese visto en su vida. El joven tenía la piel blanca como la nieve, los labios y las mejillas encendidos en un rojo cereza encantador, y debajo del gorro que combinaba con la boca del joven, podían verse apenas unos mechones de cabello color castaño. La versión masculina de Blanca Nieves, yacía sentado en el suelo, el caballete del pintor tambaleándose y el muchacho con un tarro de pintura roja chorreando en su hombro.
‘Oh no! Oh no! Oh no! Mi abrigo, no, por favor, no! Mi bebé McQueen nuevo!
Blanca Nieves lo miró con los ojos cargados de odio
‘Monstruo!
Eh? Le hablaba a él? El joven desconocido tenía una mirada asesina, y sí, definitivamente iba dirigida en su dirección.
‘Perdón! Perdón! Traté de esquivar el caballete y la pintura, pero cuando te vi ya era demasiado y tarde y simpleme...
‘Perdón?! Perdón?! Escucha Forest Gump, desde hacía dos semanas que estaba envuelto en una sangrienta contienda espartana online para conseguir esta pieza de arte! Lo acabo de comprar! Lo único que quería era lucir impact...NO!!!!Pintura! Esta manchado con pintura roja! Oh Dios, parezco un fabuloso mash-up entre Carrie Bradshaw y Carrie White! Esto es peor que cuando...
Qué? Oh, no. Quizás lo había golpeado fuerte en la cabeza y ahora el muchacho deliraba! No, por favor no. Blaine no podía costear tan siquiera un TAC para sí mismo!
‘...como si una paloma hubiese menstruado a su paso sobre m...
Él supuso que eso era biológicamente imposible, pero de alguna forma entendió que lo más sabio era guardar silencio. El joven se veía delicado, pero algo le decía que era el tipo de persona que un día simplemente podría presentarse manejando un tanque de guerra y armado con una ametralladora si alguien lo molestaba. Blaine lo observó incorporarse, mientras aún balbuceaba entre dientes, ignorando deliberadamente la mano ofrecida por él.
‘Escucha No era el momento para grandes gestos, necesitaba huir de la escena lo antes posible. ‘Realmente lamento el haber provocado esto, no fue mi intención Buscó su billetera mientras moría por dentro un poco. Adiós cena por dos...tres días? Cuán dañino sería vivir una semana sólo a pasta barata? ‘Creo que cualquier tintorería puede arreglarlo le dijo al joven Blanca Nieves, mientras este lo miraba perplejo. Sacó el dinero de la billetera y se lo extendió. Al notar que el otro no procesaba la transacción -¿Realmente lo había golpeado tan fuerte que no podía recordar como estirar la mano y agarrar dinero?- Blaine tomó la mano del muchacho, y depositó el pago de la tintorería en ella, cerrando los dedos del otro alrededor del dinero, con su otra mano.
Algo parecido a electricidad recorrió su cuerpo al contacto con la piel de porcelana. Los ojos del otro joven seguían clavados en los suyos, profundos e inamovibles. Por qué no se estaba moviendo? Oh, Dios! Quizás está teniendo un derrame cerebral en este momento! Corre Anderson, corre antes de que Blanca Nieves caiga de cara contra el suelo y tengas que arrastrarlo hasta el hospital
‘De todos modos, realmente tengo que irme. Perdón nuevamente por lo de tu abrigo y espero que puedan arreglarlo.
Le dio la espalda y siguió su carrera frenética a través del parque. La entrevista había comenzado hacía cinco minutos.
A lo lejos, unos ojos aguamarina lo seguían.