March 3, 2015, 6 p.m.
In the Absence Of The Sun: Chapter 1
E - Words: 2,174 - Last Updated: Mar 03, 2015 Story: Closed - Chapters: 4/? - Created: Feb 26, 2015 - Updated: Feb 26, 2015 73 0 0 0 0
Gracias por leer!
Capítulo 1
Kurt Hummel
Los rayos matutinos del sol apenas se filtraban por la ventana del pequeño departamento radicado en la ciudad de New York. Repentinamente, el sonido de un despertador rompió la calma del lugar. Kurt Hummel abrió los ojos de par en par y, sin siquiera desperezarse, saltó de la cama y corrió hasta la mesita de café ubicada en la suerte de cocina-comedor que él mismo había improvisado. En ella, reposaba una moderna laptop aún encendida desde la noche anterior. ´´Hoy es el día. Hoy es el díiiiiaaaaa canturreó el joven, mientras se apartaba despreocupadamente el caos que eran sus cabellos, de los ojos.
Abrió su laptop incluso antes de sentarse en el sillón frente a la mesa y, con el ceño fruncido, actualizó la página congelada en la pantalla. En ella brillaba la imagen de un abrigo blanco, sobre él, vibrantes letras rojas leían la palabra SUBASTA. ‘Actualizate! Actualizate!...oh, ahí est...NO! Alguien había ofrecido más por el abrigo. Muy bien. Era algo que esperaba. Estaba psicológicamente preparado para ello. Desde hacía una semana que venía batallando con otros fashionables sujetos por ese glorioso Alexander McQueen año ´99 edición limitada de invierno. El abrigo ya no tenía stock. Esto era una cuestión seria, jamás permitiría que alguien le arrebatara a su bebé de sus manos estando tan cerca de conseguirlo. Si había que derramar sangre, él lo haría...excepto que no era sangre sino sus dólares...y tampoco era como si fueran enteramente de él, es decir, su padre le mandaba una cierta suma por mes para relativamente mantener el nivel de vida al que Kurt estaba acostumbrado...y también estaba esa pequeña suma de dinero en el banco en caso de emergencias que él definitivamente *no* había usado para comprar unas nuevas botas de caña alta de Vivienne Westwood...y tres pañuelos ridículamente caros pero, oh tan lind...ese no era el punto! El punto era que el destrozaría la yugular de quien se atreviese a poner las manos en SU abrigo. Figurativamente, claro. A menos que sea un Black Friday, en ese caso sería literal. ‘Que los juegos comiencen! Gritó, en una voz aún rasposa del sueño. Los músculos de su espalda se tensaron, podía sentir el calor subiendo por su cuello. Suspenso. Bajó su mano hasta el teclado casi reverencialmente; Click. Cincuenta dólares más. ‘Tomen eso! Nadie se mete con un Hummel!. Miró fijamente la pantalla. Actualizar. Los números subieron cien dólares más a su oferta. Qué?! Quién ofrecía eso? Acaso eran millonarios? Por qué no compraban uno en Londres y me dejan este, perras sin corazón?
*
Treinta y cinco minutos después, el abrigo había subido a un precio que se escapaba por mucho del presupuesto al que Kurt debía apegarse. Y si no pagaba la obra social este mes? Ciertamente no planeaba enfermarse pronto, su abrigo lo protegería del frío del invierno Y lo haría ver fabuloso. Era una inversión también para su salud! Nadie perdía en esta situación!
Un mensaje saltó en la pantalla. Era un Nick-name que él había leído entre los interesados de la subasta. Acaso los otros subastadores podíamos ponernos en contacto? Si lo hubiese sabido antes hubiese amenazado con ir a la casa de todos ellos y llenarles el guardarropa con prendas de poliéster!
DaQueen17 ‘ Lo dejas? Somos los últimos dos disputándoselo, realmente necesito ir a mi clase de yoga y, a menos que papi sea el dueño de la constructora más grande de Iowa (como es mi caso, ejem) , asumo que no puedes superar la próxima oferta que voy a hacer. Hazte un favor a ti misma/o y déjalo. Nos ahorras tiempo a ambos.
De verdad? De verdad? Su precioso bebé iba a terminar en manos de una insolente mocosa rica con un Nick-name tan ordinario?! Y en Iowa! No pudo evitar imaginar una adolescente con nariz respingada, cabello rubio mal teñido en un tono poco favorecedor, montando una vaca hacia el atardecer con SU abrigo. Él no fue creado para ser visto en Iowa! Tenía que salvarlo.
Le dio click al botón de respuesta y escribió lo más oscuro, retorcido y amenazante que su mente pudo idear.
*
Kurt realmente no tenía la intención de hacer llorar a su competencia. No importa que tan larga haya sido la mañana. Ni que tan mal educada haya sido la otra parte. Ni cuán nasal haya sido su irritante voz cuando decidieron llevar la discusión a niveles de video-chat. Tampoco importaba que en la imagen se pudiese ver parte del cuarto de la adolescente y él haya vislumbrado una preciosa camisa Roberto Cavalli, abandonada trágicamente en el suelo. No había intenciones de hacer llorar a esa pequeña perra malcriada abusadora de ropa. Bueno, quizás un poco. Se dijo a si mismo que en realidad le estaba enseñando una lección de vida. Ahora ella sabía que nunca más debería presentarse ante un desconocido como si fuese la reina del universo. Después de todo, quién se creía que era esa mocosa? Él?!
Una vez coordinados el lugar y horario por el cual pasaría a retirar su botín de guerra, se duchó velozmente, y al no contar con el tiempo suficiente para darle estilo a su cabello (jamás le confesaría a otro ser vivo que el look de su cabeza le costaba unos buenos 20 minutos), optó por una boina de color rojo que, pensó, se vería soñado con su nueva adquisición. Al sujetar el pomo de la puerta, su celular vibró en el bolsillo de su pantalón.
Mensaje nuevo
Adam
Tus dos clases quedaron suspendidas por ausencia de ambos profesores. Los rumores dicen que se fugaron juntos a Las Vegas anoche. Oh, amor joven entre adolescentes de 50 años...No te levantes de la cama. A menos que quieras venir a cotillear con el resto de nosotros ;)
Okay. Esto era...inusual? Alentador para el futuro, quizás?
Respuesta
To:Adam
No estoy seguro sobre como sentirme con la información recibida. Bien por ellos, supongo? Espera...uno no era casado??? Bueno...puedo usar esas horas libres antes de la reunión en el trabajo. Gracias por ahorrarme un miserable viaje hasta allá XO XO
Después de un par de citas, donde el intercambio de unos pocos besos incómodos y la promesa de seguir siendo sólo amigos, Adam realmente se había ganado su cariño. Quizás ya no eran tan cercanos como solían serlo, pero ambos sabían que tenían al otro para sostenerse las espaldas...esa expresión sonó ambiguamente sexual? No? Oh, quizás sólo era él. Suspiró. Tenía un camino largo para llegar a Manhattan.
*
La transacción del Alexander McQueen resultó exitosa. Quien lo subastaba era la excéntrica hija de alguien que SÍ tenía un sentido de la moda. La mujer estaba entrada en años y lucía extrañamente desprolija. Tenía la desprolijidad de alguien que planeó cada cabello fuera de lugar. Llevaba faldas largas y una horrenda camisa de colores lavados, así como una cantidad obscena de collares finalizados en piedras que probablemente significarían ‘Paz, ‘Amor, ‘Esperanza y ‘Soy una heredera, no necesito trabajar, por tanto puedo darme el lujo de estar en comunión con la naturaleza y los vendedores de patchuli. Kurt se preguntaba si el dueño original de la prenda, estaría revolcándose en su tumba.
Al verse con unas inesperadas horas libres, sopesó qué hacer con su tiempo. El día tenía el clima perfecto. Por primera vez en semanas, el sol brillaba. Quedarse en casa mirando repeticiones de Project Runway no era una opción, su Alexander McQueen no tenía la culpa de la falta de vida social de Kurt. Su abrigo necesitaba estar en la calle, donde la gente pudiese admirarlo-y envidiarlo-edición limitada, muchas gracias. Quizás probase suerte y viera si Rachel estaba disponible. Sería lindo ir al pequeño café de siempre, y ponerse al tanto sobre sus vidas. Nunca creyó que sería posible pero, oh Dios, extrañaba a Rachel Berry. El segundo año de Funny Girl estaba comenzando y sus horarios eran una locura. Ella apenas tenía tiempo para compartir con Finn, por lo tanto Kurt quedaba en un penoso segundo lugar. Finn...realmente estaba haciéndolo bien. Un año atrás, su hermano había llegado a tocar a su puerta, después de haber sido expulsado deshonrosamente del ejército. Fue una etapa dura para la vida de los tres. Los tres compartían el departamento, mientras Finn decidía que haría con su vida y trataba de encontrar la confianza en sí mismo, Rachel y Kurt simplemente orbitaban a su alrededor, tratando de llenarlo con autoestima y validación. Eventualmente, Finn tomó la decisión de ir a la universidad para diplomarse en música y convertirse en profesor, al igual que Mr.Shue. Sólo que sin esa horrible co-dependencia por los chalecos grises. Casi por casualidad, consiguió un trabajo en una ‘Increíblemente cool -según sus palabras- tienda de instrumentos musicales. Finalmente cuando hubo superado su aversión a pasar el resto de su vida cenando comida vegetariana, se mudó a otro departamento con Rachel. Una o dos veces por semana, Kurt arribaría al hogar de la pareja con un plato saludable para él y Rachel, y uno asqueroso tapa arterias para su hermano. Algo por lo que Finn le profesaba adoración eterna.
Para la época de exámenes, los tres dejaron de lado las cenas semanales y se concentraron en sus estudios y carreras. Para ese momento Kurt había sido velozmente promovido por Isabelle Wright e instado a abandonar la pasantía de asistente para focalizarse en su nueva tarea: Escribir una pequeña columna sobre tendencias masculinas en Vogue.com. Estaba tocando el cielo con las manos. A veces iría a ver algún show de Broadway. Suerte para él, Rachel usualmente recibía como regalo tickets para funciones a las cuales raramente su agenda le permitía asistir.
Ocasionalmente salía con algunos compañeros de NYADA, pero esas salidas solían terminar en amargas lágrimas en su almohada al volver. Siempre era preguntado incesantemente por Rachel. Cómo fue crecer con ella, si Kurt sabía que tan grande iba a ser cuando sólo eran compañeros en Glee club, si podría conseguirles un autógrafo, qué se siente ser amigo de la nueva estrella con más resonancia en Broadway. Cada salida terminaba en una crisis existencial y una voz en el fondo de su cabeza, preguntándole si él realmente tenía lo necesario para lograrlo. En el curso de casi dos años, sus ambiciones teatrales fueron empujadas a un lado, en orden de ascender en su carrera y sobrevivir por su cuenta.
Y luego estaba el sueño de La Gran Manzana...
Sí, definitivamente era el cielo comparado con Lima. La diversidad, la moda, los lugares, la gente, los extraños orinando en el metro, los alquileres exorbitantes ¡Todo era mágico! Y aún así, no tanto lo que él esperaba. Kurt fantaseaba con una vida glamorosa, llena de actividades sociales, cócteles y citas en elegantes restoranes para cada día de la semana. Su primer mes en la ciudad le había demostrado que el glamour era costoso. Respirar allí era costoso. Ahora entendía porque en las filas de los teatros de Broadway, por lo general, siempre había gente muy adulta ¡Eso es algo que sólo un adulto con un trabajo de adulto y una cuenta bancaria de adulto podía costear!
Y por el momento, él no se sentía precisamente adulto dejando que su padre pagara la mitad de su alquiler desde que Rachel y Finn se hubiesen mudado. Al menos así podía conservar su departamento. Era el más espacioso de los que había visto y estaba preparado para dos personas. Eventualmente debería encontrar un roommate. Sólo que no aún, alargaría su convivencia consigo mismo el mayor tiempo posible. Amaba la gloriosa privacidad de poder hacer su rutina de ejercicios en vídeo, mirar penosos reality-shows y ocupar el baño largas horas para una exfoliación completa. Sí, él amaba su hogar. Aún si se encontrase en unos de los peores barrios de Brooklyn, y estuviese ubicado entre las calles Inseguridad y Baño de Indigentes.
Dicen que en New York el hombre que te robará el corazón puede estar a la vuelta de la esquina. Bueno, no fue precisamente eso lo Kurt que encontró en el aniversario de su primer año en la cuidad. Quién lo diría, los índices de crímen que los noticieros presentaban, eran ciertos! Quizás no se llevaron su corazón (‘Oh, por Dios, al menos no fue un traficante de órganos! le había dicho Rachel, en su fallido intento de reconfortarlo), pero ciertamente se llevaron su billetera con sus tarjetas de crédito.
Cuánto tiempo había pasado caminando perdido en sus pensamientos? Sin notarlo había llegado a Central Park. Buena jugada, instinto. Definitivamente era un día para estar allí. A pesar del frío, el sol brillaba y entibiaba su rostro. Quizás organizara un pequeño picnic para si mismo y... ‘Jovencito, le gustaría un retrato?´´ La voz interrumpió su ensoñación. Un hombre de ojos amables, pintando en un caballete, le hablaba. ‘Ah? Oh...n-no. Gracias Un encendido atardecer se veía en el lienzo. El pintor tenía talento. ‘Es hermoso lo que está pintando. El hombre asintió con la cabeza, le brindó una pequeña sonrisa y siguió sumergido en su trabajo. De pronto, lo inesperado; un impacto en el costado de su cuerpo, el dolor de su carne al caer de lleno contra el suelo y luego, el horror. EL HORROR. Todo su mundo se había teñido de rojo.