When I Look at You
MarGleekHarling
Chapter 1 Story
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When I Look at You: Chapter 1


T - Words: 1,150 - Last Updated: Jan 15, 2014
Story: Closed - Chapters: 1/? - Created: Jan 15, 2014 - Updated: Jan 15, 2014
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Author's Notes:

Espero les haya gustado este humilde capítulo. Si es así, muy pronto les tendré el segundo :)

Gracias por sus lecturas.

Su escritora,

~MarGleekHarling xx

Le di un sorbo a mi café.


-        Entonces... ¿qué pasó con lo del trabajo? ¿Harás la entrevista? - preguntó, mirándome con esos enormes ojos castaños y una sonrisa expectante.


Estábamos los dos, sentados en la sala del departamento, con un par de humeantes tazas de capuchino y un paquete de galletas dulces entre los dos, sentados con los pies sobre el sofá, conversando como casi cada tarde.

Rachel Berry era mi mejor amiga y compañera de departamento aquí en Nueva York. Nos conocíamos desde la secundaria, y éramos amigos desde entonces. Estudiamos juntos en la N.Y.A.D.A (New York Academy of Dramatic Arts).

En realidad, no hace mucho que nos graduamos.

Rachel era una encantadora actriz de Broadway, mientras yo me debatía en la industria por ser diseñador de modas o algo parecido. Desde que tengo memoria, había sido fiel amante de la moda, seguidor de cada una de las ediciones de Vogue y fanático del arte del diseño. Además de la música, esto era mi pasión.

Y desde que tengo memoria, he soñado siempre con unirme a uno de los más grandes corporativos en la industria de la moda: Anderson Fashion Enterprises.

Era obvio que no iba a dejar pasar una oportunidad tan grande como esta.


-        ¡Por supuesto! De hecho, ya tengo cita para el miércoles en la mañana. - anuncié a mi amiga, con orgullo.

-        ¡Kurt, eso es grandioso! - chilló, maravillada, abrazándome con emoción. - De verdad, me da mucho gusto por ti. ¡Es la oportunidad que siempre quisiste! Trabajar en AFE, en la moda... Con Anderson...  -  esto último lo dijo con una sonrisita pícara, mientras me daba un ligero codazo.


No pude evitar ruborizarme ante su comentario, emitiendo una risita entre nerviosa y divertida. Rachel me conocía bastante bien.

Y siendo sinceros, parte de mi increíble afición a esta compañía se debía precisamente a su propietario, del cual me creía locamente enamorado. Sí, estoy hablando de uno de los solteros más codiciados del medio, no solo por su dinero, sino porque era guapísimo. Y además, encantador.


-        ¡Rachel, no empieces! - reí, intentando ocultar mi sonrojo tras mi taza de café.

-        ¡Ay, por favor, Kurt Hummel! - exclamó ella, divertida. - ¡Hasta te pusiste rojo! Sabes que quieres entrar a AFE solo porque el hombre de tus sueños es dueño del corporativo, habiendo tantas empresas de la moda en Nueva York...

-        ¡Hey! Sí, es cierto que Cooper Anderson dirige el negocio, pero no es únicamente por eso. ¡Es la mejor opción que tengo! No hay competencia para los Anderson. Siempre ha sido mi compañía favorita. - aseguré, dándole otro sorbo a mi café. Rachel me miró, arqueando una ceja con suspicacia. - De acuerdo, de acuerdo... ¿Quieres que lo diga? ¡Bien! Añoro trabajar para Cooper Anderson, ¿contenta? Yo sueño... no, es más, ¡muero por trabajar en su corporativo!


Por supuesto que esto era una exageración, y ella bien lo sabía. Pero le gustaba molestarme con el hecho de que me gustaba ese hombre.

Rachel rió con ganas, casi derramando su café sobre el sofá. Necesitó de unos cuantos minutos para recuperarse. Incluso había enrojecido por falta de aire. Rodé los ojos, sacudiendo la cabeza con diversión.

Sí, era algo escandalosa y dramática, pero... así la amaba.


-        No, ya... En serio. - suspiró ella, recobrando el aliento y calmándose milagrosamente. - Me alegro de que hayas conseguido la entrevista, y espero que consigas también el trabajo. ¡Eres el mejor para este empleo! Seguro que te lo dan. - animó, sonriente.

-        Gracias, Rach. - sonreí de vuelta, de manera sincera.

-        Y... ¿quién sabe? Tal vez puedas acercarte al jefe y ligártelo. - bromeó, con una pequeña risita.


Me aseguré de que ya no había nada en su taza para poder lanzarle un cojín a la cara.

En realidad, mi enamoramiento era más de esos trágicos imposibles. No era como si Cooper Anderson fuera a fijarse en mí... además de que dudaba mucho que fuera gay.


-        ¿Sabes? No entiendo tu masoquismo.  - comentó la morena, llevándose una galleta azucarada a la boca. - Quiero decir... ¿por qué fijarse únicamente en Cooper? Hay muchos peces en el mar, Kurt. Podrías encontrar un mejor partido que él.

Bufé, sarcástico.

-        ¿Qué puede ser mejor que él? Es como un príncipe, lo tiene todo. ¡No me culpes por amarlo! - me defendí, dejando mi taza ya vacía a un lado.

-        ¿No es como diez años más grande que tú?

-        ¿Desde cuándo eso importa? - repliqué, poniendo los ojos en blanco.


Rachel se quedó callada por unos segundos, como sumida en sus pensamientos. La miré con curiosidad.

-        ¿Qué me dices de su hermano? - dijo de pronto.

-        ¿Quién? ¿Blaine?

-        Sí.

-        ¡Agh, no! Gracias, pero paso. - hice una ligera mueca.

-        ¿Por qué? Es muy guapo, y no es tan mayor.

-        ¡Es malvado y arrogante! Sabes como desprecio a los tipos así. Solo de verle la cara se me revuelve el estómago. - dije, negando con la cabeza. - Olvídalo. Blaine Anderson, jamás.


De hecho, Blaine Anderson era el segundo soltero más cotizado y deseado de Nueva York, pero él no me interesaba. No se parecía en absoluto a su hermano, Cooper. Como mencioné, él era arrogante, presuntuoso y engreído. Siempre se mostraba serio y frío con todos, además de que había oído lo grosero y tajante que era con sus empleados. Definitivamente, un hombre como Blaine no me convenía. Y... sí, era tan guapo como su hermano, y él era gay (o eso decían los rumores), pero... no era mi tipo.

Tal vez no era lo mejor tener un amor platónico como Cooper, de los que es muy poco probable que sean correspondidos; sin embargo, tampoco me hacía infeliz. Al contrario, creo que me servía más como una inspiración, un motivador.  Al menos, así lo veía yo.


-        Como digas. - suspiró, poniéndose de pie. - Bueno, es algo tarde y los ensayos de la obra me dejaron exhausta. Iré a acostarme.

-        De acuerdo.


Rachel se levantó del sofá, llevando su taza a la cocina. Hice lo mismo, ya que no tenía motivos para quedarme ahí. La verdad, yo también estaba algo cansado.


-        Descansa, futuro Gerente al mando de AFE. - se despidió Rachel, con una sonrisa, mientras se dirigía a su habitación.

-        Rachel, estoy aplicando para asistente ejecutivo, te estás yendo muy lejos. - sonreí, mirando a la chica con diversión.

-        ¡Oye, piensa en grande! Estamos en Nueva York, aquí todo puede pasar. - rió, antes de entrar en su alcoba y cerrar la puerta tras de sí.


Suspiré, con una sarcástica sonrisa ladeada, y me fui a dormir.

Santana aún no llegaba; pero en realidad, no la esperábamos sino hasta altas horas de la noche. Solía tomarse la vida un poco más ligera, permitiéndose ir a fiestas y salir con unos cuantos chicos y chicas. Su conquista del mes era una chica muy simpática que trabajaba con ella, llamada Dani. Era realmente linda.

En fin...


Casi no pude dormir debido a la ansiedad que sentía por la entrevista, y a penas era viernes. Iba a ser un largo fin de semana. Y, en el fondo, temía que el miércoles llegara.


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